Este verano me está costando comenzar con el blog, esta receta que os traigo hoy casi me he obligado a publicarla para romper el hielo y comenzar con la rutina.
A penas he entrado este verano y cocinar he cocinado más bien poco.
A ver... cocinar cocino todos los días, me refiero a recetas dignas de publicar. El verano ha sido extraño, satisfactorio pero también extraño y triste por circunstancias familiares.
Estas tortas se las preparé expresamente para mi suegra.
Yo soy bastante habladora, por lo que lo de escuchar se me da bastante mal, perono, también me ha gustado de siempre, escuchar infancias, anécdotas e historias de las personas, tanto si son mayores que yo como si no
Me gusta ponerme en su lugar, y me gusta aprender de ellas.
Es maravilloso darse cuenta que todos somos especiales y únicos a poco que rasques y dejes que la gente te cuente...
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Mi suegra, como creo que he dicho en alguna otra ocasión, es de Callosa del Segura.
Me había hablado varias veces de este dulce y de cuanto tiempo hacía que no lo probaba y me puse manos a la obra para darle ese capricho
Como además ha llevado un año muy complicado y un mes de julio bastante complicado también, quiero publicarlas ahora precisamente que ya está en una etapa mucho más tranquila, porque además es tiempo de calabazas y...
Y sencillamente porque se lo merece.
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Indagando en la historia de estas tortas, aprendí que las hay con piñones en su interior y sin piñones, pero como mi suegra las recordaba con piñones, yo no podía más que hacerlas con ellos.
De sobra es conocida la importancia de la agricultura en la Vega Baja, por lo que es normal que haya repostería relacionada con los productos de la tierra, como en este caso son las calabazas.
Además es una tierra que mantiene infinidad de recetas con raices árabes, de ahí que muchos dulces sean bañados en almíbares y miel.
Leyendo todo esto llegué a la receta de las tortas de calabaza , de la incorporación (o no) de los piñones, del baño de almíbar de miel que llevan, y de los tradicionales "piquitos" que tienen las tortas , producto de los tijeretazos que se le da a la masa antes de hornear.
Y aquí os las traigo hoy, con toda su tradición y sus características.
Vamos al lío.
Ya sabéis que yo las preparo con la panificadora, que me sirve de amasadora y me facilita el trabajo, pero lo mismo lo podéis hacer en un recipiente hondo y a mano.
Ingredientes:
- 65ml de aceite de oliva, yo uso el de 0,4º
- 200gr de calabaza
- 75gr de azúcar
-350gr de harina
- 25gr de levadura
- miel de azahar
- un huevo
- agua mineral
-piñones
Ponemos a cocer la calabaza en agua mineral y una vez blanda , la escurrimos, la aplastamos y reservamos el agua de la cocción.
En 100ml de esta agua disolvemos la levadura y añadimos un puñado de la harina que tenemos para la receta.
Removemos bien y dejamos que leve
Una vez haya aumentado el tamaño le añadimos la calabaza, integrándola , vertemos esto y el resto de los ingredientes en la cubeta de la panificadora, por el orden de siempre, primero los líquidos y después los sólidos.
Usamos el programa AMASADO hasta que finalice.
Una vez finalizado, volvemos a masar rompiendo el levado e integramos los piñones en ella para que se repartan de manera uniforme.
Formamos unas bolas y formamos las tortas y las dejamos que vuelvan a levar.
Con una tijera afilada, le vamos dando los tijeretazos que le dan su aspecto tradicional
Pintamos de huevo y horneamos a 180º durante unos 20 min. hasta que las veamos doradas
Dejamos enfriar las tortas y mientras preparamos un almíbar con dos partes de miel y una de agua para empapar las tortas
Ponemos en una sartén la miel y el agua y calentamos hasta que se mezcle y se forme el almíbar.
Vamos bañándolas a gusto y después las espolvoreamos de azúcar.
Os dejo una foto de una torta partida para que veáis los piñones.
Espero que os haya gustado.