LA MERLUCIENTA

Érase, que se era, una pescadilla con aires de grandeza.

Ella se negaba a que su único fin en la vida, fuese servir para un plato de caldo, o terminar bajo el fuego en una sartén.

Mira si era, que sus compañeras la llamaban merlucienta. Por cenicienta, y por merluza, que además de ser de su especie, era tonta arrematá, y se creía que podía servir para elaborar un plato de domingo,
¡¡ilusa!!.

Pero mira por donde, fue a dar con una bruja, que tenía asuntos pendientes con la báscula y que decidió darle a esa pescadilla una oportunidad de lucirse.
Ya sé, que en los cuentos se dice ,que son hadas madrinas, pero... he comprobado que ,lo que si existen, son las brujas, jeje.

La bruja necesitó ayuda de algunos ingredientes para la pócima:

- unas gambas
- un puerro
- un pimiento asado
- un poco de requesón.
- vino blanco.
- un poco de tomate triturado.

Abrió a la pescadilla , como si se tratase de su hermana la mayor, la merluza, y la rellenó con el pimiento, el puerro pochado con anterioridad en una sartén, y el requesón.




Salpimentó a la pesadilla y la ató para que los ingredientes permaneciesen en su sitio.


Mientras tanto hemos pelado y reservado las gambas.
Con las pieles y cabezas haremos una base rica rica.

Las pondremos a rehogar en una cazuela, con un poco de aceite, y añadiremos el vino blanco.
Dejaremos reducir un poco y añadiremos el tomate triturado y algo de agua.

Trituraremos todo y pasaremos por el chino.
En una cazuela más grande, pondremos a cocer, las gambas, nuestro caldito de gambas, y las pescadillas atadas.

¡¡ tal que asiinnnn!!!




Si queremos darle un poco de cuerpo, añadimos una cucharadita de café de harina de maiz, y espesaremos el caldito , y...

¡¡MERLUCIENTA!!





Uhmmmm, no se fue con el principe , ni falta que le hizo, pues podía escoger al que le diese la gana con esa pinta.



Espero que os guste



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