Ya sé que puede parecer que las salsas estén reñidas con la dieta.
Nada más lejos de .... mi realidad, jejeje.
Depende de la cantidad de salsa, de la elaboración de dicha salsa y de los ingredientes.
Lo que és claro , es que una pequeña carantoña a una insulsa pechuga de pollo la puede convertir en un placer. Veamos...
Necesitaremos:
- dos naranjas.
- una cebolla tierna pequeña
- media copita de vino blanco seco
- dos cucharadas de aceite.
- una cucharadita de harina de maíz, maicena.
- unos filetes de pechuga de pollo.
Pelaremos con cuidado una de las naranjas, evitando lo más posible la parte blanca y cortaremos la piel en juliana.
Pondremos las dos cucharadas de aceite en una sartén y rehogaremos la cebolla a fuego muy suave.
Cuando la veamos transparente , añadiremos el zumo de las dos naranjas, donde habremos disuelto la maicena, el vino blanco, la sal, la piel de la naranja y las pechugas de pollo.
Dejaremos que cueza todo y cuando veamos que las pechugas están hechas, las apartaremos para reducir la salsa.
Quiero destacar que las pechugas están cocidas con esta salsa, y que las calorías de una cucharadita de maicena son insignificantes .¡¡¡¡ Que lo que engorda es el pan de mojarrrr !!!!
Si lo acompañamos de una ensalada, y reducimos el pan a la mínima expresión, habremos conseguido ver con buenos ojos a unos filetitos de pechuga insulsa, o no ???
Espero que os guste.
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