Una vez más vuelvo con una receta que ya tenía publicada con anterioridad, reeditada y mejorada en cuanto a fotografía, ya que he dejado el prólogo que precede a la receta y que en su momento escribí.
Con estos calores, apetece tomar cosas frescas, ¿verdad?
Os traigo el típico gazpacho, que ya más que andaluz, ha pasado a ser de la humanidad.
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Todos tenemos cosas que son propias y únicas de nuestras casas. Estoy segura de eso.
Y por eso a veces son las relaciones tan complicadas y nos cuesta tanto sentirnos cómodos en casa ajena.
Porque, vamos a ver, ¿no tenemos todos pequeñas costumbres que en casa son inalterables?
Por ejemplo, en mi casa:
Los sofás son de mis hijos.
Nosotros , los padres, ocupamos a malas penas los reposabrazos y un palmo más del sofá...
Igual que el mando de la tele, ¿ de quien es el mando de la tele?, mio no .
El mando es, de cinco a ocho de mi hijo pequeño, y de ocho en adelante de mi marido, que además , los fines de semana hace acopio de mandos y se rodea del de la tele, el del vídeo, el del equipo de sonido , el mando de la tele por satélite y si me descuido, hasta el mando de la puerta automática de casa...
Por otro lado está la basura... ¿ quien es el que saca la bolsa de basura? Mi hijo mayor, bajo coacción, eso si.
¿Y que es lo que no puede faltar en vuestras neveras bajo ningún concepto?. En la mía el queso. El queso en mi casa, se usa hasta pá empujar , como el pan. ¿Que no sabemos que cenar?, pan y queso. ¿Que nos apetece un capricho?... Pan con nocilla ...y queso!
Como leeis, esto en mi casa, para mis chicos, es un manjar, reservado para días en los que todo sale mal y quieres levantar el ánimo, o simplemente darte un homenaje. No me digáis a que sabe, yo no pruebo eso ni loca.
¿Y manías? todas las del mundo, pero en especial ... mientras que yo voy dejando las luces encendidas de la casa, mi marido va detrás apagándolas compulsivamente.
Eso si, momentos antes de dejarme las luces encendidas, iba cerrando bien puertas de armarios y cajones, que mi santo tiene la manía de dejarlos todos a medio cerrar, o a medio abrir, según se mire.
Y me imagino que en cada casa habrán cosas peculiares , particulares y únicas.
Así que por ese motivo pensé ponerle a este gazpacho , la denominación de auténtico, porque en mi casa... lo es.
Mis ingredientes:
- un pimiento de piquillo en conserva
- un pimiento verde pequeño
- un pepino
- un diente de ajo
- un pedazo de pan
- un kilo de tomates maduros
- sal
- vinagre
- aceite de oliva
- agua fría si fuese necesario
Con el rallador, rallé el tomate, el pepino y el pimiento, y troceé el pimiento de piquillo
Mojé el pan con un poco de agua y lo escurrí incorporándolo a toda la verdura rallada.
Piqué el diente de ajo y puse la sal y el vinagre.
Lo trituré todo bien junto a un buen chorreón de aceite de oliva y lo puse a enfriar.
Como el tomate tenía mucha agua, no fué necesario añadir agua, pero se puede si se quiere , hasta conseguir el espeso que nos guste.
Servimos bien frío en cuencos, y si se quiere , con pedacitos de la verdura del gazpacho.
Espero que os guste